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Las larvas de cristal es otro de los alimentos vivos que podemos utilizar para alimentar nuestros peces e invertebrados, cuando estos no toleren bien los niveles altos de hemoglobina de la larva roja, aunque no es tan habitual de encontrar como esta. Al igual que el resto de las larvas, las tendremos que mantener en la nevera y vigilar que no hay muertes excesivas que puedan contaminar y estropear el resto del alimento. Recordemos que es muy importante dar una buena y variada alimentación a nuestros peces para su buena salud y buen aspecto físico. Además de un colorido notable y visible en pocos días así como un bienestar y una salud superior, nuestros productos están enriquecidos en proteínas, incluyendo aminoácidos esenciales, lípidos ricos en ácidos grasos insaturados (series omega3, omega6 y omega9), carbohidratos, ácidos nucleicos, vitaminas (provitamina A, vitaminas B1, B2, B6 y B12, biotina, ácido fólico, ácido nicotínico y ácido pantoténico), además de un alto contenido en carotenoides ( y -carotenos y xantofilas), clorofilas, enzimas, aceites esenciales, aminas y minerales, etc. Presenta los elementos requeridos en las dietas de invertebrados, como fosforo, calcio, magnesio, hierro, etc. Nuestros alimentos vivos conservan mejor y en mayor concentración estos componentes ya que algunos métodos de secado y procesamiento de productos comerciales reducen la proporción de los compuestos anteriormente mencionados. Esto es especialmente importante en el caso de las vitaminas que son termolábiles y su concentración disminuye considerablemente durante el proceso de secado, si se compara con el alimento en vivo. Como ejemplo, el caso de nuestra artemia adulta que poseen un alto valor nutritivo, su exoesqueleto es muy fino y el 60 % de su peso seco consta de proteínas ricas en aminoácidos esenciales.
Contiene además significativas cantidades de vitaminas, hormonas, carotenoides, etc.